martes, 28 de mayo de 2013

Los clásicos

¿De qué hablamos cuando hablamos de clásicos?
      No es posible hablar de literatura infantil sin preguntarse por los clásicos. Quizá porque se encuentran en el origen de la literatura para chicos, porque la atraviesan desde antes de su existencia, cuando los pequeños escuchaban las “historias de grandes”, acompañándola y cambiando, “adaptándose”, a la concepción de niño, y por lo tanto de literatura infantil, vigente en cada época. Un clásico, según Ítalo Calvino, es un texto que trasciende en el tiempo y siempre se actualiza, que permite infinitas relecturas y, entre otras características, que es comúnmente conocido, aún cuando no se lo haya leído. Pero hablaremos aquí de clásicos infantiles, y para ello será necesario considerar operaciones como la adaptación, lindante a veces con la censura, y distinguir entre dos grandes tipos: los clásicos de tradición oral (cuentos populares anónimos) y cuentos de autor.
      ¿Por qué es fundamental ocuparse de esta distinción? ¿Por qué ocuparse hoy de los clásicos? La distinción permite reparar un error que lleva décadas y que traiciona a autores como Andersen haciéndolos desaparecer. Tan comúnmente conocidos se han vuelto los clásicos, tal ha sido la apropiación hecha de ellos, que muchos de sus autores quedan en el olvido al trascender sus textos como anónimos, homologados/emparentados a los cuentos populares. Ocuparse hoy de los clásicos implica revisar críticamente la historia de la LIJ y las representaciones de niños y jóvenes subyacentes a ella en cada época. Luego de las versiones de Disney que han quedado en la memoria de tanta gente, y en un momento de auge de las reescrituras de los clásicos, desandar el recorrido, comparar versiones, analizar qué hay detrás de cada cambio y qué efecto de lectura provoca, revalorizar a los ilustradores, es sin dudas una de las tareas obligadas de quien desee dedicarse a la LIJ.
      Entonces, pensar los clásicos nos lleva a releer cuentos de hadas, historias maravillosas y de pícaros, a reconocer estructuras y personajes arquetípicos que se repiten, a observar ilustraciones, a recuperar aspectos de la cultura popular y a adentrarnos en las historias de sus compiladores: Perrault, los hermanos Grimm; Afanásiev y otros.

      Blancanieves, el cuento popular recopilado por los hermanos Grimm ha sufrido inumerables adapataciones y reescrituras. También ha sido fruto de diversas trasposiciones al cine y al teatro. Aquí puede ver un corto de dibujos animados sobre el cuento.

Recomendaciones

      Actualmente se encuentran en auge las reescrituras de los cuentos clásicos. Esta proliferación erige a veces un elogio erróneo o, al revés, un prejuicio sobre todos esos textos. Aquí, elaborada por Roberto Sotelo en su revista virtual Imaginaria, algunos títulos para considerar: Destacadas reescrituras de clásicos.

      Para adentrarnos en la literatura popular rusara, es impresindible conocer la historia de uno de sus principales recopiladores y su contexto: Alexandr Afanásiev. Este investigador e historiador ruso rescató del olvido, en el siglo XIX, innumerables cuentos folclóricos que corrían peligro de desaparecer producto de adaptaciones y de no estar plasmados por escrito, luego de siglos de transmisión oral. Respetando las versiones orales, sin adaptarlas ni estetizarlas, y luchando contra la censura eclasiástica, logró publicar a lo largo del siglo XIX ocho antologías que representan la mayor compilación de cuentos folclóricos a nivel mundial. Marcela Carranza publicó en Imaginaria un texto, que reúne los resultados de su investigación sobre el tema.

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